Este magnífico libro será durante los próximos años un manual de estudio imprescindible y continuamente consultado en los hogares, células e iglesias de todo cristiano y ministerio que anhele fluir con Dios en avivamiento y autoridad. Gracias querido apóstol Frank Almonte por esta obra extraordinaria. La ágil y versada pluma de mi amigo Frank nos abre manantiales de sabiduría y revelación bíblica justo para este tiempo. Estoy de acuerdo en que la falta de influencia relevante y transformadora de la iglesia, socialmente hablando, en gran parte se debe a que la estructura de la iglesia se ha alejado del modelo bíblico. Docenas de dogmas que solo son dogmas concebidos con buen deseo pero alejados de la Palabra, iniciativas, reglas, ordenanzas y tantas otras cosas, han hecho de la iglesia cristiana otra más llena de tradiciones. Damas y caballeros, la iglesia neo-testamentaria se debe basar únicamente en la Palabra de Dios escrita en la Biblia. Creo con firmeza que el siglo XXI será el escenario de un gigantesco regreso del Cuerpo de Cristo a los fundamentos de la Palabra. Algunos han sido críticos del movimiento apostólico. Obviamente, como en todo movimiento existen fallas. Pero… ¿habría moneda falsa si no existiera la verdadera? Frank representa lo más puro del movimiento apostólico. Sus reflexiones sobre la figura del apóstol como padre y mentor, su carácter y relación con los otros ministerios; el enfoque en la Gran Comisión, su visión de la iglesia como Casa Apostólica, y tantas otras verdades compartidas en este libro, son un verdadero tesoro. Creo que estamos en el umbral de un enorme impacto transformador que la iglesia producirá en el mundo. Sociólogos no cristianos anticipan que la influencia del evangelio en el mundo hispano será mucho más grande que la influencia que tuvo la Reforma de Lutero en el continente europeo. Esto solo podría detenerse si persistimos en “idolatrar” nuestros viejos odres, incapaces de contener el vino precioso del reino de Dios. ¡Que venga Tu Reino!, es nuestro clamor. Y nuestra decisión: Seremos capaces de volver como niños a la Palabra; de quitarnos (por lo menos, intentarlo) los lentes de nuestras interpretaciones denominacionales, conciliares o de nuestra teología sistemática (¿quién la sistematizó?). Vayamos otra vez a la Palabra y dejemos que el Señor renueve nuestra mente. Recomiendo este libro con todo mi corazón. Tal vez hace veinte años no estábamos listos para estas verdades. Hoy llega justo para este momento glorioso de la iglesia; el momento más grande de todos los tiempos. Amado lector, sumérjase en las profundidades y riquezas de este libro con un corazón hambriento. Usted será saciado. Dr. Alberto H. Mottesi.